THE NEW YORK TIMES.- El colapso del rublo ruso -una caída del 45% frente al dolar en el último año, ha disparado los nervios en Rusia, pero las consecuencias se sienten más allá de las fronteras del país.

El precio de los viajes se ha casi doblado, de ahí que muchos rusos descarten destinos exóticos y piensen en vacaciones en destinos domésticos como Sakhalin, el lago Baikal, San Petesburgo y, por supuesto, Crimea.

Elena Polobryukhova, una guía turística de Londres, dice que las excursiones contratadas por rusos han caído entre un 75% y un 80%.

Y los rusos que llegan ahora gastan un 27% menos respecto al año pasado, según Global Blue, compañía especializada en la devolución de impuestos a turistas que vienen fuera de la UE.

Parte de la caída en los números de turistas está relacionada con las quiebras que han afectado a una veintena de turoperadores y agencias de viajes rusas en 2014.

Estas compañías se apoyaban en créditos concedidos por los bancos rusos para pre-reservar habitaciones de hotel y vuelos, pero esto dejó de funcionar cuando los bancos se vieron golpeados por las sanciones de Occidente y dejaron de proveer crédito.

Noticia original: For Russians abroad, a ruble doesn’t go as far as it used to.

Fuente: The New York Times