THE ECONOMIST.- Viajar en el asiento de atrás de un coche autónomo de Uber a medida que se mueve por la estrechas calles del viejo corazón industrial del Pittsburg es surrealista. La compañía eligió esta zona como el lugar para desarrollar y probar estos nuevos vehículos sin conductor y los primeros clientes se subieron el pasado 14 de septiembre.

Los coches de mueven de manera suave, parando en los cruces y frente a los semáforos, o rodean furgonetas paradas en doble fila. Incluso se paran para permitir pasar a los peatones.

No todos los habitantes de Pittburg están convencidos. «Quiero saber que es 100% seguro antes de subirme a uno de estos coches», dice un estudiante.

Otro vecino, empleado de banca, usuario habitual de Uber, no tiene reservas aunque lo siente por los conductores, pues sospecha que muchos podrán perder sus empleos, «aunque será agradable no tener que volver a mantener conversaciones incómodas».

Reportaje completo: Pitt stop. Uber launches its first self-driving cars

Fuente: The Economist